Mi vida también era perfecta: vivía con mi papá y mis hermanas en New York, la ciudad perfecta para mí. Casi siempre había sol, y estaba lleno de shoppings y negocios, lo que a mí me parecía lo mejor de esa ciudad.
Pero entonces algo cambió en mi vida: mi papá se había casado, y su nueva esposa, Emily, vivía en el pueblo de Forks. Aburrido, chiquito, siempre nublado... Todo lo contrario a mí.
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Nos mudamos un mes después de la boda. A diferencia de mis hermanas Samantha y Jessica, yo tenìa como cinco bolsos todos con ropa y una montón de cajas con mis cosas. Era una exageración de ropa, pero como siempre, a mí me encantaba. Y estaba acostumbrada a eso, porque como casi todas mis amigas, yo era rica. Por eso a veces no entendía como mi papá se había casado con una chica común de Forks, aunque siempre después venía la respuesta: amor.
Era por eso que me costaba entenderlo. No es que no creyera en el amor, todo lo contrario, lo seguía esperando, porque a pesar de que era muy linda y había salido con muchos chicos en mi colegio, ellos solo me querían por ser bonita, y yo nunca me había enamorado de verdad.
Bajé corriendo las escaleras, haciendo equilibrio con los cinco bolsos que no sé cómo, pero iban a ir en el auto.
Viajamos en auto como doce horas(o por lo menos eso me pareció a mi) hasta que llegamos a la casa.
Ya la había visto otra veces, pero esta vez me pareció distinta. Como más... especial, probablemente, porque ahora sí parecíamos una familia: estábamos todos juntos en la puerta, abrazándonos, saludándonos y sonriendo, felices.
Ni bien saludé a Emily, subí a la que sería mi habitación. Lo único que había era una cama y un espejo, así que puse los bolsos a un costado de mi cama, porque no tenía ni ganas de acomodar todo ahora. Ni siquiera tenía hambre, y lo único que quería hacer era dormir, así que bajé y le dije a mi papá y a Emily que me iba a dormir y que no iba a comer. A mi papá le molestó, pero Emily lo dejó pasar y me dijo que vaya tranquila.
Busqué la ropa que me iba a poner mañana para ir al colegio(por dios, no podía ser, justo un día después de la mudanza, ¿no podía esperar un poco más? no, mi papà no podía) y la puse en una silla. Me acosté en la camay enseguida me quedé dormida, pensando en lo que me esperaba mañana.
bueno hasta ahora no me dice mucho, pero creo que esta bien, quisas un poco mas de extencion y descripcion
ResponderEliminarprocura continuar esta vez